6 mar 2011

"3.096 días"

La publicidad de la firma editorial dice que se trata de "el libro que ha sacudido Europa", cuando en realidad lo que ha sacudido a los ciudadanos de Europa --en este caso y en otros de similar perversión-- es enterarse de que en la muy civilizada Austria es posible que un tipo aparentemente normal y de vida ordenada pueda llevar a cabo acciones tan duraderas sin que nadie, ni los vecinos ni los servicios públicos, adviertan lo que ocurre.
La autora de 3.096 días, Natascha Kampusch, vivió durante ocho años con el ingeniero vienés Wolfgang Priklopil, tras haberla secuestrado este cuando sólo tenía 10 años de edad.
Se trata, pues, del testimonio de una persona que desarrolló plenamente el instinto de supervivencia que anida en todo ser humano y que, con ese fin, estableció una relación de dependencia con el secuestrador para hacer llevadera su existencia.
La niña, luego adolescente y mujer joven vivió durante gran parte del tiempo en una estancia de apenas 5 metros cuadrados, iluminada por una sola bombilla que era aireada por un ventilador que giraba día y noche creando un ruido de fondo que por si solo constituía una tortura, hasta que el cerebro de la secuestrada se acostumbró al zumbido como si formara parte del ambiente natural de su vida...
Entre otros detalles y aspectos, Kampusch narra cómo se obligó a sí misma a un ejercicio diario de perdón por los abusos que sufría, pues sólo así era capaz de soportar la tortura física y psicológica del encierro y de ser poseída discrecionalmente. A esos padecimientos se unieron la perdida de contacto con la realidad y la desaparición de todo sentido de dignidad personal --aunque sobre este segundo fenómeno la autora pasa de puntillas a pesar de que la pérdida total del amor propio motivó que siendo ya una adulta joven fuera incapaz de huir cuando el secuestrador permitió que saliera al exterior.
Edita AGUILAR

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